(todos los textos fueron traducidos del Ingles, mediante la herramienta web de Google Translate Tools)
.... aquí van 3 historias que complementaran un Lore ficticio mas diverso, disfrútenlos.
**Título: El Susurro del Viento**
En un pequeño pueblo rodeado de frondosos bosques y montañas, existía una leyenda que había sido contada por generaciones. Era la historia de una bruja que había vivido hace siglos, conocida como Isolde. Se decía que Isolde poseía un poder inmenso, la capacidad de invocar fuerzas sobrenaturales y de comunicarse con entidades del más allá. Sin embargo, sus poderes la hicieron temida y, en un acto de celos, los habitantes del pueblo decidieron exiliarla.
Los años pasaron, y Isolde desapareció en la profundidad del bosque, llevada por el lamento del viento. Sin embargo, su esencia nunca se extinguió, y se dice que susurros de su voz aún podían escucharse en momentos de desesperación. En el pueblo, la vida siguió su curso, pero la memoria de la bruja se perdió con el tiempo.
Un día, un grupo de jóvenes decidieron aventurarse en el bosque, atraídos por la curiosidad y las antiguas leyendas. Mientras exploraban, encontraron un antiguo altar cubierto de musgo y enredaderas. En el centro, una piedra tallada con extraños símbolos captó su atención. Sin pensarlo, comenzaron a tocarla, desatando así el eco de una invocación olvidada.
En ese preciso instante, una sombra oscura se deslizó entre los árboles y se desató una atmósfera de inquietud. Los jóvenes, asustados, intentaron escapar, pero algo los mantenía atados a aquel lugar. Fue entonces cuando se dio inicio una serie de eventos que transformaron su apacible pueblo en un lugar de caos y enfermedad. El viento llevaban consigo un susurro ominoso, que parecía reírse de la desesperación de los habitantes.
Esa misma noche, el pueblo comenzó a padecer una extraña enfermedad que atacaba sin piedad. La fiebre devoraba la energía de quienes la sufrían, y los síntomas eran cada vez más extraños. Nadie sabía de dónde provenía, y las palabras "coronavirus" y "contagio" empezaron a llenar de terror a todos, como un eco sin fin.
Desesperados, los ancianos del pueblo se reunieron para buscar respuestas. Aquella enfermedad que los azotaba parecía haber sido traída por una fuerza oscura, y algunos comenzaron a murmurar que Isolde había regresado para vengarse. Fue entonces cuando el sabio del pueblo leyó antiguos textos que hablaban de un pacto con fuerzas demoníacas, un acuerdo que podía desatar pandemias a cambio de sacrificios.
Con el tiempo, el pueblo empezó a caer en la desesperación. Las calles estaban desiertas, y el eco de risas infantiles se había silenciado. Fue en ese momento decisivo que un grupo de valientes decidió adentrarse nuevamente en el bosque, decididos a acabar con la maldición. Con antorchas y corazones llenos de valentía, llegaron al altar donde todo había comenzado.
Invocaron el nombre de Isolde, rogando por su perdón y pidiendo que liberara a su pueblo de la terrible oscuridad. En aquel instante, una ráfaga de viento hizo volar las hojas a su alrededor, y una figura espectral apareció ante ellos. Era Isolde, pero su mirada era diferente; no era de rencor, sino de tristeza.
"Mi llamado no era de venganza, sino de advertencia," susurró, su voz resonando como un eco antiguo. "El dolor que sufren es un reflejo de la avaricia y el egoísmo de la humanidad. Deben aprender a vivir en armonía, a cuidar de su mundo y de los demás."
Finalmente, los jóvenes comprendieron que la verdadera brujería no era la invocación de un demonio, sino la incapacidad de escuchar y cuidar a su entorno. Prometieron realizar cambios, no solo en su pueblo, sino en sus corazones. Con ese compromiso, la figura de Isolde comenzó a desvanecerse, y el viento se llevó consigo la sombra de la enfermedad.
A partir de ese día, el pueblo comenzó a sanar. La enfermedad retrocedió y el sol brilló nuevamente. La leyenda de Isolde se transformó en una enseñanza, recordada como el susurro del viento que les había advertido sobre el valor de la conexión con la naturaleza y con los demás. Así, el pueblo se reconstruyó, no solo en sus cimientos, sino también en su esencia, viviendo en paz y acorde con el mundo que los rodeaba.













**Título: La Sombra del Conjuro**
Era un día cualquiera en el pueblo de Valle Sereno, un lugar pintoresco, rodeado de montañas y campos verdes. La vida discurría apaciblemente, hasta que un extraño fenómeno comenzó a suceder. Un denso velo de niebla descendió sobre el pueblo una mañana de marzo, cubriendo todo con una capa de misterio. Los habitantes, temerosos pero curiosos, decidieron ignorar la extraña niebla, sin saber que esa decisión marcaría el inicio de una larga pesadilla.
Se rumoreaba en el pueblo que una anciana, conocida como Doña Elvira, había estado practicando brujería en su cabaña situada al borde del bosque. Los jóvenes, escépticos y burlones, solían reírse de sus historias sobre invocaciones y pactos con entidades oscuras. Sin embargo, el aire se tornó denso y pesado desde aquella mañana, y un ligero rumor de descontento comenzó a surgir entre los habitantes. La gente empezó a caer enferma, presentando síntomas extraños que desafiaban a la ciencia.
La fiebre del miedo se propagó más rápido que la enfermedad misma. Nadie sabía de dónde venía, pero los murmullos sobre un antiguo conjuro que había salido de control comenzaron a fluir entre las calles. El pánico se apoderó de Valle Sereno cuando las primeras muertes comenzaron a ocurrir. Las familias eran devastadas, y el luto se instaló en cada hogar.
La joven Clara, una estudiante de medicina, decidió investigar el origen de esta plaga que asolaba su pueblo. Consciente de la leyenda de Doña Elvira, se aventuró hacia la cabaña. La noche estaba oscura y el silencio solo era interrumpido por el crujido de las ramas. Al llegar, encontró la puerta entreabierta, y una extraña energía parecía emanar del interior. Sin pensarlo, entró.
Doña Elvira estaba sentada en un viejo sillón, rodeada de velas y extraños símbolos pintados en las paredes. Clara sintió un escalofrío recorrer su espalda. La anciana levantó la vista y sonrió, una sonrisa que reflejaba tanto sabiduría como locura. "Has venido a buscar respuestas", dijo con una voz suave pero firme. "Lo que ha ocurrido es el resultado de un conjuro mal realizado, una invocación que atrajo a un demonio a nuestro plano".
Clara, intrigada, se acercó con cautela. "¿Qué demonio? ¿Por qué? ¿Cómo se puede detener esto?", preguntó. Doña Elvira, viendo la determinación en los ojos de la joven, comenzó a relatar la historia de un antiguo grimorio que había caído en sus manos. Con él, había intentado realizar un ritual para curar la tristeza que cubría al pueblo, pero había ido demasiado lejos. En su desesperación por ayudar, había invocado una entidad que no era de este mundo, un ser que se alimentaba del miedo y la desesperación.
“El demonio se ha alimentado de nuestras almas, extendiendo su miasma por todo Valle Sereno,” explicó Doña Elvira. “La única forma de contenerlo es reunir a los habitantes, hacer un contraconjuro y cerrar el portal que hemos abierto”.
Clara entendió la gravedad de la situación. Inmediatamente se dispuso a volver al pueblo y reunir a la gente. Con su ayuda, logró convocar a los vecinos en la plaza central, donde les explicó la verdad que había descubierto. Muchos eran escépticos, pero el miedo había desbordado sus corazones, y la posibilidad de una solución les dio un atisbo de esperanza.
Durante la noche del ritual, mientras el pueblo se congregaba, Doña Elvira comenzó a trazar símbolos en el suelo con sal, cada línea vibrando con energía. Clara y los demás, formaron un círculo, tomados de las manos, concentrando sus intenciones en el núcleo de la invocación. Con voz firme y decidida, Doña Elvira comenzó a recitar el contraconjuro, invocando la luz para expulsar la oscuridad.
A medida que las palabras resonaban en la noche, la niebla comenzó a disolverse. El cielo, que había estado cubierto por un manto de sombras, empezó a clarear. Sin embargo, el demonio, al sentir que su poder se desvanecía, se manifestó en una forma oscura y amenazante en el centro del círculo. Clara sintió una oleada de terror, pero también de resolución. Era el momento de luchar.
En una unión de voces, el pueblo comenzó a cantar, su fe y esperanza resonando en cada esquina. La luz, que antes parecía lejana, comenzó a rodear a Doña Elvira, y con un último grito, cerró el portal, absorbiendo al demonio en un estallido de energía. La niebla desapareció completamente, y un aire fresco y purificado llenó el pueblo.
Cuando el silencio se asentó, los habitantes de Valle Sereno comprendieron que habían enfrentado su miedo juntos. Clara, agradecida, se acercó a Doña Elvira, quien sonrió con tristeza. “A veces, la magia se manifiesta en formas que no deseamos. Pero el verdadero poder radica en la unión de nuestros corazones”, dijo la anciana.
Desde aquel día, Valle Sereno nunca volvió a ser el mismo. Aunque la historia del demonio persistió, la comunidad se unió más que nunca, cuidando de sus lazos y recordando que incluso en la oscuridad, siempre había un atisbo de luz. Clara decidió convertirse en médica, llevando consigo la lección de que el conocimiento y la amistad son las mejores armas contra las sombras que acechan a la humanidad. Y así, la historia de la brujería y el coronavirus se convirtió en una leyenda que se contaría por generaciones, un recordatorio de que a veces, los mayores peligros provienen de la desesperación y el miedo.













Había una vez, en un mundo antiguo, donde la brujería y la magia eran una parte común de la vida cotidiana. En este mundo, un demonio malévolo decidió invocar una maldición sobre la humanidad. Utilizando sus poderes oscuros, el demonio creó una enfermedad mortal que se extendió rápidamente por todo el mundo. La gente comenzó a enfermarse y morir, sin entender la verdadera naturaleza de esta plaga.
A medida que la enfermedad se propagaba, la gente comenzó a temer por sus vidas. Los curanderos y chamanes intentaron encontrar una cura, pero nada parecía funcionar. La enfermedad parecía imparable, y la desesperación se apoderó de la humanidad. La gente comenzó a culpar a la brujería y a los seres oscuros por la plaga que los estaba consumiendo.
Finalmente, después de mucho sufrimiento, un grupo de valientes guerreros y hechiceros se unió para enfrentar al demonio y romper su maldición. Después de una larga y ardua batalla, lograron derrotar al demonio y revertir la maldición. La enfermedad comenzó a desaparecer lentamente, y la humanidad pudo finalmente encontrar la cura. Aunque la historia de la brujería y el demonio se convirtió en una leyenda, la lección sobre la importancia de la unidad y la valentía nunca se olvidó.













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